
By Paula Gaviria, MPP’21, former Psychoanalyst in Mexico
El Estado opresor es un macho violador.
El Estado opresor es un macho violador.
A los hombres lo que más miedo les da de ir a prisión es que los violen o los maten. Para las mujeres este temor es constante y no se limita a rejas y muros, sino que están sujetas a una condena perpetua por su condición de ser mujer. Como bien lo dice la letra, el crimen que han cometido es nacer mujer, por lo que desde pequeñas su cuerpo se convierte en una prisión, su propio cuerpo les impone un límite. Este cuerpo es controlado por un orden patriarcal, y ¿qué mejor manera de demostrar el dominio sobre la mujer que la violación? La violación no es un acto sexual, es un acto de poder y por ende un acto político.
El patriarcado es un juez
que nos juzga por nacer,
y nuestro castigo
es la violencia que no ves.
Esta situación es consecuencia del patriarcado, aquel orden imaginado, con una jerarquía en la cual los hombres gozan de privilegios y poder, mientras que las mujeres padecen discriminación y opresión. Para mantenerse vivo el patriarcado requiere de verdaderos creyentes, de otra forma se desvanecería, pues las mujeres no somos minoría, somos la otra mitad. Los creyentes se consiguen por medio de la violencia y la imposición, como en el caso de las mujeres, o a través de la educación concienzuda, son actos de opresión, de domino. La violación y la agresión hacen de la mujer un objeto, se apropian de su cuerpo y la reducen a su cuerpo, no le permiten ser un sujeto ni un ciudadano como tal. En este sentido, sí somos minoría.
Es femicidio.
Impunidad para mi asesino.
Es la desaparición.
Es la violación.
La denuncia al patriarcado y el activismo detrás de Un Violador en tu Camino no es nada nuevo. Durante varios años la teoría feminista ha analizado y expuesto la violencia contra la mujer por ser mujer. La novedad de la denuncia es la magnitud de la protesta y el alcance que ha tenido. Lo que empezó como un performance callejero en Chile ha sido replicado en unos pocos meses por miles de mujeres en diversos países, diferentes idiomas y con sus respectivas adaptaciones culturales. ¿Qué es lo que ha hecho que esta protesta feminista sea distinta a otras? ¿Cómo es que se ha vuelto un fenómeno mundial?
Y la culpa no era mía, ni dónde estaba ni cómo vestía.
Y la culpa no era mía, ni dónde estaba ni cómo vestía.
La violación, el feminicidio y la desaparición son riesgos que corremos todas las mujeres. Es una realidad a la que estamos expuestas en el ámbito público y privado, y ya estamos hartas. Hartas de cuidar lo que decimos y lo que hacemos, de sentir que si nos pasa algo es nuestra culpa y de no se haga nada cuando pasa, de temer cada vez que salimos de casa y sentirnos agradecidas de regresar. Por eso como mujeres hemos roto el silencio, nuestra denuncia ha encontrado una salida en esta manifestación poética. A través del canto y el baile miles de mujeres han encontrado una voz para expresar el enojo y la desesperación, pero más que nada el deseo de liberarse. De liberarnos de la culpa, del miedo y de la opresión.
El violador eras tú.
El violador eres tú.
“Se nos escapo de las manos y lo hermoso es que fue apropiado por otras”, comenta el colectivo LasTesis sobre su canción. A diferencia de otros movimientos de denuncia, como el de #MeToo, no es necesario denunciar desde la experiencia personal ni ser una víctima de la violación para protestar. El himno, la iconografía y coreografía permiten que sea una denuncia colectiva, pues hace visible los actos violentos hacia la mujer como una realidad a la que estamos expuestas todas las mujeres por ser mujer y no como casos aislados que afectan solos a algunas. Nos identificamos con la letra, y ésta nos permite identificarnos las unas con las otras. Esta solidaridad que se ha forjado entre mujeres parece ser el inicio de un despertar colectivo que va más allá de la teoría y de las fronteras.
Por: Paula Gaviria
The street performance that became the Feminist Anthem
El Estado opresor es un macho violador.
El Estado opresor es un macho violador.
What scares men the most about going to prison is being raped or killed. For women this is a constant fear that is not delimited by jail cells, they are subjected to a life sentence for their condition of being a woman. As the lyrics say, the crime they have committed is being born a woman, the female body becomes a prison, their own body imposes a limit. The female body is controlled by the patriarchal order, and is there another more effective way to demonstrate dominance over a woman than rape? Rape is not a sexual act, it is an act of power and therefore a political act.
Es femicidio.
Impunidad para mi asesino.
Es la desaparición.
Es la violación.
This situation is a consequence of patriarchy, that imagined order with a hierarchy, in which men enjoy privileges and power, while women suffer discrimination and oppression. The patriarchy needs true believers to stay alive, otherwise it would vanish, because women are not a minority, we are the other half. Believers are acquired through violence and imposition, as in the case of women, or through conscientious education, through acts of oppression, of domination. Rape and aggression objectify women. By appropriating their bodies and reducing them to nothing more than their body, others do not allow them to be an individual or a citizen as such. In this sense, we are a minority.
El patriarcado es un juez
que nos juzga por nacer,
y nuestro castigo
es la violencia que no ves.
The denunciation of patriarchy and the activism behind Un Violador en tu camino are nothing new. For several years, feminist theory has analyzed and exposed the violence against women for being a woman. The novelty of the accusation is the magnitude of the protest and the scope it has had. What started as a street performance in Chile has been replicated in a few months by thousands of women in different countries, various languages and with their respective cultural adaptations. What has made this feminist protest different from others? Why did it become a worldwide phenomenon?
Y la culpa no era mía, ni dónde estaba ni cómo vestía.
Y la culpa no era mía, ni dónde estaba ni cómo vestía.
Rape, feminicide and disappearing are risks that all women face. It is a reality to which we are exposed in the public and private spheres, and we have had enough. We’ve had enough of taking care of what we say and what we do, of feeling that if something happens to us it is our fault and that nothing is done when it happens, of feeling fear every time we leave home and grateful to return. That is why as women we have broken the silence, our complaint has found in this poetic manifestation a voice, and a very loud one. Through singing and dancing thousands of women have found a voice to express anger and despair, but most of all the desire to free themselves. To free ourselves from guilt, from fear and from oppression.
El violador eras tú.
El violador eres tú.
“It got out of our hands, and the beauty is that it was appropriated by other women,” says the LasTesis collective about their song. Unlike other protests against gender violence, such as the #MeToo movement, in this one it is not necessary to declare from a personal experience or to be a victim of rape to protest. The anthem, the iconography, and choreography make it a collective complaint. Making visible the violent acts towards women as a reality to which all women are exposed for being women and not as isolated cases that happen to some women. We recognize ourselves in the lyrics, and this allows us to recognize us in each other and identify as a group. The solidarity that has been forged among women seems to be the beginning of a collective awakening that goes beyond theory and borders.